martes, 17 de abril de 2012


EL MILAGRO DE LANCIANO
"... en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura... "-- Profecía de Malaquias 2,11
 Lanciano es una pequeña ciudad de Italia, que se encuentra en la costa del Mar Adriático. Aquí se conserva desde hace más de trece siglos el más antiguo y más grande de 400 milagros eucarísticos. Esta es la historia:
Un sacerdote inteligente y entendido en las cosas del mundo, pero débil en la fe, dudaba de la presencia real de Nuestro Señor Jesús en la Eucaristía: ¿Está Jesús realmente presente –no figurativa ni simbólicamente– en la Eucaristía?

Una mañana del año 700, hace más de 1300 años, mientras celebraba la Santa Misa, el sacerdote estaba siendo atacado fuertemente por la duda, y después de haber pronunciado las solemnes palabras de la consagración, vio como la Santa Hostia se convirtió en un círculo de carne y el vino en sangre visible. Se sorprendió y emocionó tanto que se puso a temblar y a llorar incontrolablemente de gozo y agradecimiento.

En sí mismo, este suceso, certificado documentalmente, es extraordinario. Pero además, la conservación de la Carne y de la Sangre, dejadas al estado natural por espacio de trece siglos y expuestas a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, es inexplicable científicamente. Lo normal es que se hubieran desintegrado al cabo de unos cuantos años.

Análisis realizados en 1991 con absoluto rigor científico, con los instrumentos más avanzados y documentados por una serie de fotografías al microscopio, dieron los siguientes resultados: La Carne pertenece a un corazón humano, estando presentes, en secciones, el miocardio, el endocardio, el nervio vago y, por el relevante espesor del miocardio, el ventrículo izquierdo. La Sangre es sangre humana con todos los componentes de la sangre fresca. Carne y Sangre son del grupo sanguíneo AB, como el presente en la Sábana Santa y otros milagros eucarísticos.

¿Qué decir ante esto? Para que creamos, Jesús nos demuestra mediante este Milagro Eucarístico que en cada Misa y en cada Sagrario de la Tierra se encuentra Él realmente presente en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, con Su Carne y Sangre, Humanidad y Divinidad. Allí está Su Corazón traspasado de amor por los hombres, recibiendo indiferencias y desprecios, ofensas y sacrilegios de aquellos por los que sufrió hasta la muerte en la cruz.
Es manifestación del amor mas sublime que existe. Solo Nuestro Señor, nos ama de esta forma. El Señor nos sigue dando Su Sangre y Su Cuerpo todos los días en la Eucaristía para sanarnos, liberarnos y sustentarnos, como Él mismo dijo: 'El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida